Desde ya hace un tiempo Chile y por tanto sus “instituciones” de socialización se ven enfrentadas a diferentes interpelaciones desde distintos sectores de la sociedad respecto de las características de la convivencia nacional y cómo, desde el aparato público, nos hacemos cargo de la sociedad que estamos entre todos construyendo (o deconstruyendo).
Desde distintas tribunas y sectores se clama por “más Educación Cívica” suponiendo que allí está parte de la solución, sin comprender ciertamente que la Educación Cívica, sin dejar de ser importante, es fundamentalmente adquisición de conocimientos para la comprensión del funcionamiento del Estado y del sistema político, por tanto, es un saber.
La Formación Ciudadana es una competencia que se adquiere para el ejercicio de la Ciudadanía en la sociedad chilena, por tanto, es un saber hacer, que ciertamente incluye a la Educación Cívica como saber, pero su foco es la acción.
Desde el punto de vista formativo también tienen diferencias, la primera es más formal, basada en contenidos y conocimientos, la segunda basada en procesos, participativa, activa e inclusiva.
Las dimensiones de la Formación Ciudadana o Educación en Ciudadanía, como también podríamos llamarle, incorpora a lo menos las dimensiones política, social, económica, civil, intercultural y global, a partir de las cuales se configura una mayor comprensión de la multiplicidad y amplitud de los procesos a los cuales la Ciudadanía tributa.
La Ley 20.911/2016, en su único artículo dispone que todos los establecimientos educacionales deben incluir en sus diferentes niveles de enseñanza un Plan de Formación Ciudadana que “brinde a los estudiantes la preparación necesaria para asumir una vida responsable en una sociedad libre y de orientación hacia el mejoramiento integral de la persona humana, como fundamento del sistema democrático, la justicia social y el progreso. Asimismo, deberá propender a la formación de ciudadanos, con valores y conocimientos para fomentar el desarrollo del país, con una visión del mundo centrada en el ser humano, como parte de un entorno natural y social.”
En la actualidad las universidades, producto de los requerimientos de la Formación Inicial Docente adquieren de la misma manera el compromiso de preparar a los futuros docentes para este desafío incorporando formalmente una línea de Formación Ciudadana que, sin duda, debe ir más allá de la Formación de Profesores y establecen, como la UFRO, iniciativas para la integración a este proceso a la totalidad de las carreras de pregrado.
El desafío final es tal como lo señalamos al inicio, pasar del saber al hacer, ciertamente este hacer se construye desde la integración de las particularidades de los actores para que construyamos una sociedad más activa, participativa y democrática, donde se comprende que cada uno de nosotros si bien es cierto somos un ser individual al mismo tiempo somos un ser social.
Mg. Álvaro Villalba Migueles
Coordinador de la Unidad de Formación Ciudadana
Escuela de Pedagogía
Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades
Universidad de La Frontera