No podemos olvidar que Chile es un país multicultural desde su conformación como estado-nación. Tanto por la presencia de los pueblos originarios a lo largo del territorio -pasado y presente- como por la creciente migración. Composición de la sociedad que se evidencia a pequeña escala en cada establecimiento educacional del país, en donde coexisten niñas, niños, jóvenes y adultos de diferentes nacionalidades, etnias y por ende lenguas, culturas y costumbres.
Si revisamos las cifras del censo 2017, La Araucanía constató un total de 957.224 personas, de las cuales 15.616 son extranjeras, representando el 1,6% del total regional. En el contexto educativo, el informe del INDH (2018) da cuenta que los estudiantes extranjeros que asisten a escuelas municipales en Temuco llegaron a 250 estudiantes durante el 2018.
Este encuentro cultural que debiese ser considerado enriquecedor, en ocasiones se ve mermado por situaciones de discriminación y racismo que se silencian, invisibilizan y se niegan, favoreciendo así dinámicas de asimilación y no de inclusión. “La lógica de asimilación implica que los migrantes se incorporan en la sociedad ‘huésped’ como un ‘otro’ que debe adquirir las costumbres, tradiciones e identidades de dicha sociedad. Es así como la asimilación es la ‘adaptación’ de los estudiantes a los patrones culturales establecidos en la escuela” (Martínez, 2018).
Algunos autores denominan este proceso como “la exclusión de los incluidos” (Martínez, Diez, Novaro, & Groisman, 2015), haciendo referencia a prácticas que tienden a inferiorizar y discriminar a estudiantes extranjeros, generando condiciones de desigualdad que dificultan sus trayectorias escolares. Dentro de estas prácticas, se pueden mencionar: la no validación de los saberes de origen, las bajas expectativas que tienen docentes y equipos directivos sobre su desempeño escolar y prejuicios negativos respecto de los sistemas escolares existentes en otros países. (MINEDUC, 2019)
Todo lo mencionado anteriormente, nos desafía a repensar la educación, sobre todo a quienes lideran las políticas públicas, a quienes se desempeñan día a día en estos escenarios y deben implementar dichas políticas y a aquellos que forman o están siendo formados para desempeñarse en este contexto educativo; Se necesitan reflexiones constantes, cuestionamientos y cambios radicales, que nos impulsen a lograr una educación más inclusiva con enfoque intercultural. Actualmente, encontramos diversas políticas y leyes que regulan este enfoque y abren paso a la inclusión escolar, pero aun así vemos que no basta con que existan normativas; ya que para alcanzar esta meta es necesario identificar y abordar aquellos mecanismos que producen exclusión y discriminación, estos mecanismos que persisten en pensar en la existencia de un estudiante promedio y homogeneizar la diversidad.
Tal como señalan Aravena, Riquelme, Mellado & Villagra (2019) en las conclusiones de su estudio Inclusión de Estudiantes Migrantes en la Región de La Araucanía, Chile: Representaciones desde los Directivos Escolares, es necesario transitar hacia liderazgos más inclusivos y críticos, capaces de influenciar prácticas sustentadas en el reconocimiento y valoración de las diferencias del estudiantado como oportunidad para favorecer el proceso de enseñanza-aprendizaje desde un enfoque inclusivo e intercultural.
Docente Laura Núñez Garrido
Inclusión y Diversidad
Escuela de Pedagogía